Escribir una línea es relativamente sencillo. Un párrafo o un artículo pueden tener algo mayor de dificultad en cuanto que ya sumamos nuevos intérpretes como son las comas, los puntos o los verbos. Añadamos alguna complicación más, por ejemplo, que cada semana escribamos una línea, un párrafo o un artículo.

Finalicemos con una dificultad aun mayor, mantener un homogéneo nivel de calidad en ese intervalo de tiempo. Ahí está la idea, mantenernos porque es entonces cuando aparecen los condicionantes, creatividad, trabajo, esfuerzo y un largo etcétera que pueden devenir en problemas.

Una empresa es una especie de maratón vital e infinito. Desde su génesis donde todo se fundamenta en la idea, hasta la sucesión de los días, en los que regeneramos contenidos bajo la misma eficiencia del primer día.

Seguimos comprando por ese primer recuerdo, esa primera impresión que no queremos se olvide porque si falla, simplemente nos sentimos mal dando rienda a situaciones contrapuestas que pueden hacer que cambiemos de producto.

Definamos línea. Una línea puede ser como una estrella fugaz y comparativamente hablando una especie de emprendedor que simplemente tuvo una idea, pero no midió nunca los cómo, los donde, los qué o los para quien y dejó de lado la estrategia pensando en la idea como generadora del todo. Una gran vanidad, lesiva con su interés, le hace pensar que su producto es único y por lo tanto procurador de beneficio.

El corredor de maratón se ve adelantado por la estrella fugaz. En cambio, en no mucho tiempo el corredor lo pasa de nuevo porque simplemente sigue al mismo ritmo. Tiene una estrategia clara y constante desde el inicio.

Emprendedores hay muchos, supernovas efímeras más, la cosa es llegar a ser planeta o ser empresa. Un párrafo e incluso un post es fácil de hacer, pero debes decidir, si eres línea o empresa.

Definamos comas, puntos y verbos. Las interacciones hacen rico el producto. No son tanto las palabras que utilicemos sino como las adecuemos al mensaje que queremos emitir. Podemos utilizar verbos floridos y actos para el consumo de pocos, pero sin la correcta utilización de las comas o puntos, erraremos en el fin.

Una empresa nunca es un “uno” sino el conjunto de muchos. Una marca significa misión, visión y valores expresados en el producto final. Una marca es un encuentro vital con todos nuestros sentidos. Conseguir que variadas personas corran en el mismo sentido y ello les genere satisfacción, seguridad y motivación entre otras mil cosas lo podemos llamar simplemente “éxito”.

No debe olvidarse que el mercado compra ese mensaje y no otro. La dificultad ha crecido porque ya no es una línea sino hemos empezado a conjugar personas o valores, ya no es algo efímero, sino que ahora nos enfrentamos al miedo de gestionar todo eso. Comas, puntos y verbos adecuados en un mismo fin.

Definamos estacionalidad. Pedimos un deseo cuando vemos un cometa; una empresa es un deseo concedido. Toda la vida deseando tener la oportunidad y cuando la tienes, el principal problema surge del vértigo de tenerlo delante de tus narices.

Era fácil escribir una frase incluso protestabas por no hacerla, ahora que te piden una cada semana lo miras con miedo, te preguntas si serás capaz. Ahora el reto reside en levantarte cada día y correr el maratón. El problema que la distancia es mayor cada día, el ritmo debe ser más alto y a veces los medios escasos “un emprendedor a veces no tiene para comprarse unas buenas zapatillas”.

Que fácil era desearlo, pedirlo o dar consejos a otros, ahora lo tienes delante. Miedo. Superado tu pánico, interiorizado el ritmo y afrontado el reto, las semanas y las carreras vuelan. Eres feliz porque no eres un cometa efímero. Eres real.

Definamos calidad. Rizar el rizo. Se nos pide correr, mantener e incrementar el ritmo y competir por ganar la carrera. Cada semana el mismo tesón, creencia y la misma fe porque ahí fuera hay alguien que confía en tu valor. Creencia, confianza y fidelidad. Si has llegado a este punto, ya no eres emprendedor o cometa, eres empresa.

Cuidado, aunque veas sentados en la acera a aquellos que competían por la línea, los 100 metros u otros que constantemente te rebasan, recuerda que lo tuyo es una maratón y cada semana, cada día y cada minuto debes competir por una nueva meta.